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Agenda Setting 154

Tráfico de agua en Santigo Tlapacoya

Florentino Peralta


08-09-2021


El manejo del agua es un asunto de seguridad nacional y en Santiago Tlapacoya, una de las localidades rurales de Pachuca, sus habitantes son desde hace tiempo rehenes de una familia que controla arbitrariamente el abasto del vital líquido.


Aunque según la Comisión de Agua y Alcantarillado de Sistemas Intermunicipales (Caasim) dicho poblado no debería tener problemas de suministro, resulta que únicamente dos días a la semana “cae agua” en la mayoría de los domicilios.


Lo anterior, porque una familia maneja la válvula, la abre y cierra a voluntad o conveniencia, incluso se han registrado semanas donde solamente un día corre el agua potable, por la que de todos modos pagan quienes resultan afectados.


Son varios los reportes que se han acumulado en la dependencia estatal, quien insiste que el servicio en Santiago Tlapacoya no registra fallas, es decir, entonces los cortes en el abasto dependen exclusivamente de la familia en cuestión.


Esta situación va más allá del abuso de poder, pues cuando el agua fluye, a pesar de tener buena presión, no llega a todas las casas porque en el lugar se presenta ya el fenómeno del huachicoleo de agua, como el de la gasolina y el gas.


Hay otros vecinos dedicados a la venta de agua potable a través de pipas, que en lugar de abastecer sus carros-tanque donde corresponde, la sacan de las tomas domiciliarias y posteriormente realizan sus ventas, por eso la baja presión.


Esto ocurre en complicidad con la familia que se siente dueña de la válvula, y del agua, que desde hace muchos años ha estado abocada a la apertura y cierre, pues como parte del presunto tráfico del líquido recibe un tanto del dinero.


Ya nada más falta confirmar si la Comisión de Agua y Alcantarillado de Sistemas Intermunicipales (Caasim) también es cómplice, pues los reportes sin atender ahí están y los que abren y cierran la llave trabajan precisamente en esa oficina.


VISTA GORDA

El problema no es nuevo y contrario a lo que hubiera parecido la salida del anterior director de la Caasim, José Jesús Sanjuanero Rodríguez, no fue un castigo por las constantes quejas, más bien se trató de un ascenso al cargo de subsecretario de Obras Públicas del gobierno estatal. Su relevo, Abraham Rublúo Parra, quien a su paso por el Seguro Popular tuvo que salir a repetir algunas veces que durante su gestión no hubo desvíos, tendrá que asumir la responsabilidad ante este tipo de autogobierno y tráfico del agua, que seguramente solo es la punta de la madeja.

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