top of page

Andy tiene razón

  • Redacción
  • 19 jun
  • 2 Min. de lectura

Osteoporosis

José Raquel Badillo Medécigo

(Seudohumorista)

 

06-19-2025


"El nombre propio es el primer poema de nuestra existencia." — Octavio Paz—


Recientemente, Andrés Manuel López Beltrán pidió que, por favor, no lo llamen “Andy”. Argumentó que su nombre completo es Andrés Manuel López Beltrán y expresó sentirse orgulloso de llamarse igual que —en sus palabras— el mejor presidente que ha tenido México.


Quienes llevamos el nombre de nuestro padre, sabemos que existe una poderosa razón detrás de ello. No es sólo una cuestión de tradición o herencia, sino de identidad. En mi caso, llevar el nombre de José Raquel es un motivo de profundo orgullo pues así se llamó mi papá.


Debo admitir que, en más de una ocasión, le reproché a mi padre haberme dado un nombre tan inusual. Incluso, sus gestos dejaban ver que mis palabras lo herían. El nombre “José Raquel” no es común en México; es más frecuente en países sudamericanos como Colombia.


Tal vez por eso, Gabriel García Márquez eligió ese mismo nombre para uno de sus personajes en Cien años de soledad: el general José Raquel Moncada, un antiguo conservador adversario de Aureliano Buendía. Fue nombrado alcalde de Macondo, es retratado como un hombre inteligente, simpático y profundamente disciplinado.


Así que, si mi nombre le parece extraño, por favor no se jacte de haber leído esa obra sin recordar a ese personaje. Eduardo Galeano decía:  "Un nombre es la marca de una historia; cambiarlo, negarlo o esconderlo es arrancar una raíz."


Hoy en día, ya no es tan común que un varón tenga un nombre compuesto por uno masculino y otro femenino. Pero esto fue habitual en otros tiempos. Recordemos a José Miguel Fernández y Félix, quien adoptó dos nombres femeninos para llamarse Guadalupe Victoria, o a José María Morelos y Pavón, ambos héroes insurgentes cuya grandeza ha trascendido.


Mi padre, José Raquel Badillo Soto, me dio un nombre único, inconfundible. Si alguna vez llegaran a confundirme, no me molestaría: sería por supuesto un honor, porque implicaría ser confundido con un gran hombre que fue mi padre.


Muchos poseen un nombre tan común que, además, sus apellidos se encuentran en las mismas circunstancias y han tenido que pagar culpas ajenas en la prisión sólo por el hecho de llamarse como la otra persona.


Mis palabras llegan con muchos años de retraso, pero quiero que sirvan como un homenaje a quien, además de darme la vida, ¡me lo dio todo!


En cuanto al Día del Padre, debo confesar que no estoy de acuerdo con que se celebre el tercer domingo de junio. Siempre cae en un día de descanso. ¿Por qué no establecer una fecha fija, como ocurre con el día de las madres? Llueva o truene se celebra el 10 de mayo.


¡Justo es que los padres puedan descansar si cae su día entre semana!


Propongo que, el Día del Padre sea el 30 de septiembre, fecha en que nació mi papá. No hay otra justificación más que esta: él fue sin ninguna duda, el mejor padre del mundo.

3 Comments


Guest
Jun 20

Saludos, amigo Profe.

Un día le pregunté a mi papá porqué me puso por nombre Herculano. Con orgullo me dijo: "en memoria de mi abuelo indígena HERCULANO HERNÁNDEZ", Y yo lo honro.

Like

Guest
Jun 19

Me encanta tu publicación amigo, José Raquel!

Like

Guest
Jun 19

Apoyo su propuesta Maestro

Like
bottom of page