Rompimiento priista en Hidalgo
Florentino Peralta
01-03-2022
El Revolucionario Institucional (PRI) animó el cierre de 2021 y dejó calientito el arranque de 2022, pues este partido que decía buscar la unidad para retener así la gubernatura de Hidalgo hizo justamente lo contario y ahora está enfrentado.
Apenas el 28 de noviembre el dirigente nacional del tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” aseguraba que el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses era uno de los mejores del país, pero el 30 de diciembre vaya que lo vapuleó.
El detonante fue que el PRI cedió al PAN la candidatura en Hidalgo de la pretendida coalición que persiguen junto con el PRD para renovar la gubernatura, lo que muchos anticiparon será la postulación siglada de Alma Carolina Viggiano.
Acto seguido, el gobernador de Hidalgo se inconformó por la decisión de la dirigencia nacional, lo de ceder el espacio al PAN, y Alito, el que un mes y dos días antes lo había elogiado, ahora lo acusaba de ser entreguista con el poder.
Cosa curiosa, pues precisamente ese estigma es el que carga Alito, al que en febrero de 2019 el impresentable oaxaqueño Ulises Ruiz rebautizó como “Amlito” que por ser el candidato del presidente AMLO a la dirigencia nacional priista.
Y en medio de toda esta confrontación a través de Twitter y entrevistas en medios electrónicos de comunicación, el que brilló por su ausencia fue el escondidizo presidente estatal del PRI y diputado local, Julio Manuel Valera Piedras.
Ahora que no diga que mandó un comunicado, tardíamente, para prácticamente decir que no sabía ni de qué le hablaban, pues en las coyunturas es donde se demuestra la hechura política y no solo a través de algunos discursos encargados.
Lo que sí va a tener que hacer, es al menos entregar el recurso legal con el que el priismo hidalguense intentará tirar el acuerdo de la dirigencia nacional y la solicitud de coalición entregada al Instituto Estatal Electoral (IEEH).
INVERSAMENTE PROPORCIONAL
Digamos que la primera encomienda que debía cumplir el tricolor para retener la gubernatura en Hidalgo era consolidar la unidad, no mantenerla puesto que no la tenía, pero se anotó un gol de vestidor y ahora las semanas le transcurrirán entre impugnaciones internas luego que este crack llamado Alito, aquel que perdió o cedió 15 gubernaturas el año pasado, dio un madruguete del que según algunos allegados está consciente que será revertido, pero que debía cumplir así con los compromisos adquiridos ante los Moreira-Viggiano. Por cierto, el que estuvo en Hidalgo fue el otro Moreira, Humberto, para decir que quien sea menos su cuñada.
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