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La autopista de las piedras: ¿culpa divina?

  • Redacción
  • 3 abr
  • 2 Min. de lectura

Osteoporosis

José Raquel Badillo Medécigo


(04-03-2025)


Dicen que la historia se repite, pero nadie se imaginó que el contexto bíblico de “tirar la primera piedra” tendría un remate moderno en la recién inaugurada autopista. Recordemos aquel icónico pasaje del Evangelio de Juan, cuando los fariseos, con piedras en mano, esperaban la señal para castigar a una mujer sorprendida en adulterio. Jesús, sabio como siempre, lanzó el famoso desafío: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.” No hubo valiente. Todos bajaron la mirada y dejaron caer sus rocas al suelo.


Sin embargo, parece que, en el caso de esta nueva autopista, la cosa fue al revés. La carretera, cuya apertura se prometió desde 2024, estuvo en el limbo durante meses. Las fechas de inauguración se pospusieron una y otra vez, y la paciencia de los ciudadanos comenzó a agotarse. ¿El motivo de tanto retraso? Nadie sabía con certeza, pero lo que nadie imaginó fue que, cuando por fin se dio el banderazo de salida, la autopista tuviera un inesperado “recibimiento celestial”: ¡lluvia de piedras!


Claro, aquí lo paradójico es que esta vez no fue un fariseo enojado ni un ingeniero exasperado quien lanzó la primera piedra... ¡fue Dios mismo! O al menos eso parece, porque las lluvias y deslaves posteriores a la apertura cubrieron la flamante carretera con rocas de todos los tamaños. Como quien dice, el Altísimo quiso dejar claro que Él está libre de toda culpa, lanzando las primeras piedras para demostrarlo.


¿Y qué tal que subconscientemente los conductores al ver concluida la autopista y por la cercanía de la Semana Santa reivindicaron su fe al unísono?: "Si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría" -San Mateo 17:20-


Otra teoría puede ser que la piedra icónica de Omitlán sea una deidad y al haber sido “omitida” -de ahí proviene el vocablo Omitlán- mandó mensajes con sus subalternas, es decir con piedras más pequeñas. La solución es muy sencilla: Realizar una réplica en fibra de vidrio para que esta supuesta deidad se apacigüe y siga siendo un atractivo turístico a pie de carretera…


A propósito, en esa nueva autopista debe de haber un gran letrero que diga ¡Corredor de la Montaña! ¿para qué o por qué? se preguntarán… pues ya lo dice el refrán: ¡si la montaña no viene a ti, tú ve a la montaña! y ¡si la montaña viene hacia a ti… corre pues es un derrumbe!


Otra ocurrencia, perdón sugerencia, es poner una esfinge del ídolo y cantautor José Alfredo Jiménez que, en uno de sus éxitos, este artista les dio voz a las piedras y ellas le tomaron la palabra: “rodar y rodar” lo interesante es la moraleja de la canción y es una advertencia al conductor para prevenir accidentes: “No hay que llegar primero”.


¡Lo único cierto es que esta magnífica obra, anhelada por los ciudadanos durante décadas engrandece al gobierno del Hidalgo; tan grande que el derrumbe sólo fue una piedra en el zapato!


(Aquiles O. Primo)

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