El Principito
- Redacción
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Osteoporosis

José Raquel Badillo Medecigo
(Seudohumorista)
12-04-2025
¡Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una de ellas te pinchó!
Escribir en este espacio no es complejo; sin embargo, en esta ocasión, no quise abordar solo mi punto de vista, así que invité a Antoine Saint-Exupéry a ser el coautor. Afablemente aceptó, leyó mi incipiente ensayo y exclamó: “No puedes odiar a todas las morenas sólo porque -una- Morena te traicionó”.
En una mañanera había unos sombreros. Casualmente los remueven, uno a uno hasta quitarlos todos…
Hay un dicho que reza: “No hagas cosas buenas que parezcan malas; ni malas que parezcan buenas. Y justamente eso ocurrió. Los quitaron a discreción, debieron haberlos retirado públicamente no porque hubiese censura contra ellos, sino porque simplemente no eran acordes a la escenografía. ¡Así de simple!
Alguien -ignoro quién- ha vendido la idea de que desde el Palacio Nacional están empeñados en defenestrar a los sombreros y a todo lo que huela a su campo semántico.
Portar un sombrero es resaltar la personalidad, muchos caudillos o revolucionarios forjaron su imagen inherentes a este objeto y a las pruebas me remito: Napoleón Bonaparte se distinguió por su sombrero bicornio; George Whashigton fue inmortalizado en una pintura con un sombrero tricornio, también Emiliano Zapata, parte de su atuendo era un sombrero de ala ancha, pero hubo otros insignes mexicanos que portaron sobreros icónicos, como Francisco I. Madero, Pancho Villa y otros más que escapan a mi memoria.
Hoy Grecia Quiroz, en memoria de su esposo, ha hecho hincapié y dejado en claro que fortalecerá el Movimiento del Sombrero. Pero ese movimiento no debería preocupar a ningún político, porque un político debiera tener como única preocupación saber cómo resolver los problemas que aquejan a la sociedad cotidianamente.
Imaginémonos que se realice algún evento en la Sierra o Huasteca, donde la mayoría de sus habitantes -varones- porten sombrero y sean convocados en un auditorio muy saturado porque el número de asistentes rebasa la capacidad del lugar. En tanto empieza el evento, los campesinos, unos sentados en las sillas otros de pie esperan, hace un calor sofocante, entonces ellos para refrescarse un poco, ocupan el sombrero como abanico y al vaivén sonríen. ¿Qué pensarán el equipo de logística? ¡Seguramente están conspirando y son adherentes o cuando menos simpatizantes del Movimiento del Sombrero! La reunión se suspende porque no hay condiciones para llevar a cabo el encuentro con los funcionarios…
En un sentido estricto de política no debe malinterpretarse.
No creo que en relación con los sombreros, haya persecución alguna, como se pretende hacerlo creer desde algunas narrativas; porque si así fuese, todo lo que huela a sombrero ya lo hubiesen consignado. En Zacatecas, recién me entero que, hay un municipio que lleva por nombre Sombrerete, si fuese el caso, ya le hubieran cambiado el nombre por Municipio de la Cuarta Transformación o algún otro nombre amigable al partido en el poder… ¡Esperen! ¿o acaso ese municipio en realidad se llamaba Sombrero y a partir de unas semanas le cambiaron su nombre a Sombrerete para referirlo de manera despectiva?
Acabo de releer la obra de Antoine Saint-Exupéry “El Principito”, me conmocionaron sus reflexiones filosóficas sobre la amistad y el amor; sus dibujos muy originales. ¡Quedé simplemente maravillado!
¿Cómo evocar a Exupéry sin citar ninguna de sus frases? Por ejemplo: “Lo esencial es invisible para las colonias populares”. ¿Cómo no admirar su ingenio en sus bocetos? Definitivamente, como artista plástico no pude sustraerme en fotocopiar sus dibujos No. 1 y 2. Los conservo en mi billetera y esto me ha servido de mucho, pues cuando veo a algún político o funcionario, saco de mi billetera la imagen No. 1 que hizo el principito. Y cuestiono a mi interlocutor qué observa. Si me dice que ve una boa que ha devorado a un elefante, le hablo de proyectos y la oportunidad que tiene él para servir a la nación, también le digo sus deficiencias y cómo subsanarlas. Por el contrario, si al mostrar la imagen me responde que ve un sombrero, le dejo en claro que no es un sombrero, sino una boa que ha devorado a un elefante y para que no se quede con la duda le muestro el dibujo No. 2, pero entonces no le hablo de proyectos, más bien le digo lo excelente que van las cosas, -prefiero caer en la adulación- pues alguien que confunde el dibujo de una boa que ha devorado a un elefante, con un sombrero, también puede confundir a un sombrero con la seguridad nacional.







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