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Las caricaturas me hacen llorar

  • Redacción
  • hace 4 días
  • 2 Min. de lectura

Osteoporosis

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José Raquel Badillo Medécigo

(Seudohumorista)


(08-07-2025)

 

Quien no vio caricaturas no tuvo infancia. En cada época hay clásicos que trascienden.

 

La Pantera Rosa, Los Picapiedra, Scooby Doo, Don Gato y muchas otras más que en mi niñez me divirtieron.

 

Obviamente, las caricaturas son para reír, casi siempre es su propósito, pero si traemos a la memoria un éxito musical intitulado “Las caricaturas me hacen llorar” -podría poner la letra de esa canción; sin embargo, prefiero narrarles la historia-

 

Se trata de una chica que entró sola al cine, quizás para pasar dos horas y matar su aburrimiento, se sentó en la fila de atrás, apagaron las luces y empezó la función.

 

En eso, a la sala entra su novio acompañado de su gran amiga, ellos no la vieron y se sientan justo en la fila de enfrente; empezaron a besarse. Azorada, salió sin que lo notaran, afuera llovía y ella camino a su casa, obviamente se mojó.

 

Su madre, sorprendida le preguntó qué le pasaba y ella simplemente respondió que había ido al cine y las caricaturas la habían hecho llorar.

 

De todas las caricaturas, hay una muy singular – no por su creatividad; sino por todo lo contrario – la caricatura referida es la de “Scooby Doo”.

 

Todos sus capítulos tenían un comienzo normal, de pronto la trama tomaba un giro misterioso, fantasmas, escenas de miedo y peligro. Los personajes son los mismos: el perro Gran Danés, muy miedoso, dos chicos y dos chicas dispuestos a descifrar el misterio.

 

Lo sorprendente es que después de sufrir persecuciones logran derribar al fantasma o al monstruo y al someterlo le quitan la sábana o botarga, según corresponda, y el malhechor siempre es un conocido de todos, puede ser en ocasiones el mayordomo u otro señor interesado en crear pánico para que los dueños huyan y él quedarse con todo.

 

El mayordomo o chofer ve frustrado sus planes gracias a estos jóvenes.

 

Siempre la misma historia, diferentes escenarios… siempre resolviendo misterios, siempre el villano es una persona conocida, siempre tienen miedo, pero también siempre al final logran su objetivo.

 

No sé por qué, pero cuando reapareció el senador Adán Augusto, al mirarlo -en las fotografías- ensimismado y sin afeitar, ¡me pareció ver al villano desenmascarado en la serie de Scooby Doo!

 

¡Si Scooby Doo investigara el misterioso caso de la barredora, paradójicamente tendrían que quitarle o bien la sábana o peor aún la cobija! para saber quién está atrás de todo ese entramado.

 

Sólo en México ocurren hechos muy extraños:

 

Algunas chicas que han llorado al ver las caricaturas… y algunos gobiernos que han reído al referir las masacres.

1 Comment


Rafael
hace 2 días

Estábamos mejor cuando estábamos peor

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