top of page

Tan malo el pinto como el colorado

  • Redacción
  • hace 3 días
  • 2 Min. de lectura

Osteoporosis

ree

José Raquel Badillo Medécigo

(Dizque humorista)


09-04-2025

 

"La democracia… frecuentemente degenera en el poder de la multitud, y la tiranía nace de la democracia tan fácilmente como de la oligarquía.” Platón.

 

Después de ver el zafarrancho protagonizado por Alito Moreno y Fernández Noroña, me veo obligado a dar mi punto de vista, no pude sustraerme de este polémico tema para defenestrar a estos dos senadores que distan mucho de los anhelos de la sociedad.


Concuerdo con George Orwell quien aseveraba: “los partidos se parecen más entre sí de lo que difieren, lo único que cambia son las etiquetas.” Pero quizás más acertado fue el escritor Alejandro Dumas quien espetó: “los gobiernos son como los relojes: cada uno tiene una cara distinta, pero todos marcan la misma hora: la del interés propio.”

 

Dejémonos de filosofismos y pasemos al tema del Senado.


Dicen que la oratoria -que es el arma de persuasión de los políticos- debe contener además de la elocuencia y la retórica otros elementos imprescindibles para convencer a su auditorio.


El énfasis en el uso de la voz.

La comunicación no verbal -ademanes-

La pronunciación correcta y clara de las palabras.

Las ideas estructuradas y argumentos sólidos.

Credibilidad -ethos- proyectar autoridad, conocimiento y sinceridad.

Capacidad de conmover, entusiasmar o provocar reflexión en la audiencia -pathos-

Lógica y coherencia.

Memoria, improvisación, adaptación y presencia escénica.


En el Senado, los discursos tanto de Noroña como de Alito, tuvieron todos estos elementos, quizás por ello entendimos en un abrir y cerrar de ojos sus mensajes.


Incluso, televidentes minusválidos que necesitan al traductor de señas en esta ocasión prescindieron de ellos.


¡Que buenos discursos se aventaron!, ¡sus argumentos muy convincentes! Fue inocultable su persuasión.


¡El rating del Canal del Congreso, por vez primera, tuvo un despunte nunca visto!


Cada día hay más requisitos en el perfil de quienes aspiran a ser senadores. A partir de la semana pasada, quedó instaurado el requerimiento de saber defensa personal.


Y no, no es sarcasmo, es simplemente la necesidad completa de saber persuadir.


No faltará algún ciudadano despistado que ponga el grito en el cielo, argumentando diversas causas y por ende pida o se sume al desafuero ¡de uno o del otro!


¡Mejor aún de ambos… pues como reza la sabiduría popular: “¡tan malo es el pinto, como el colorado!”.


Concluyo discrepando de Francisco de Quevedo, pues dijo: “donde hay poca justicia es un peligro tener razón”.


Desde luego, disiento de su frase, pues aquí en nuestro país eso fue común hasta el 31 de agosto del año en curso; a partir de este mes, la justicia se encuentra en mejores manos.

1 comentario


Yií ben Assaf
hace 3 días

Tan bueno el Rachi como el Medéciho

Muy bien comentario y punto de vista

S a l u d i m e s.

PD.

Yo le voy al bueno de Noroña

Me gusta
bottom of page