El manoseo
- Redacción
- 6 nov
- 3 Min. de lectura
Osteoporosis

José Raquel Badillo Medécigo
(Seudohumorista)
11-06-2025
Muchos creen que la agresión física sexual que sufrió la presidenta C.S.P. fue un montaje. En lo personal no lo creo y me indigna. Un agravio de esta naturaleza no puede pasar desapercibida ni tampoco tolerarse.
A lo largo de la historia hay cientos de anécdotas donde la vulnerabilidad de los presidentes escapa de alguna manera a la seguridad que deberían ofrecer los guardaespaldas. He aquí algunas de ellas:
Álvaro Obregón fue asesinado por un cristero llamado León Toral en el restaurante La Bombilla en 1928, so pretexto de realizarle una caricatura. Cuando el presidente electo tomó confianza, su agresor sacó un arma y le disparó a quemarropa. Dicen que Álvaro Obregón sentencio días antes de su atentado: “Ningún poder humano puede evitar que un loco me mate si está dispuesto a cambiar su vida por la mía.”
En San Jerónimo el asaltante “El Carrizos” entro a robar la residencia de Luis Echeverría Álvarez, siendo él presidente. Años más tarde fue capturado, pero por otros delitos que cometió.
En Costa Rica, el entonces presidente Óscar Arias, en un cambio de turno de guardias, se quedó sólo, un vendedor de empanadas entró al palacio de gobierno ofreciendo su producto. Al llegar al despacho presidencial, se las ofreció al presidente Óscar Arias y como éste no le compró lo tachó de “codo”.
Siendo presidente electo, en la vivienda de Ernesto Zedillo se sorprendió a un individuo que había brincado la barda de seis metros de altura. La noticia fue muy escueta y al pasar los días la nota se diluyó.
Vicente Fox al tomarse una fotografía, el “Roñas” le puso la señal de “cuernos”.
Que lamentable que ante una situación de esta naturaleza en la que la presidenta fue susceptible a la vejación no se haya puesto en operación el protocolo de protección, antes de ese incidente; peor aún que el individuo se haya escabullido y fuese capturado ese día hasta el anochecer, acusado por otra dama que también había sido agredida.
El individuo manos largas estaba alcoholizado, ¿acaso solo la presidenta pudo darse cuenta de ello, al percibir su aliento?
Los guardaespaldas no someten al individuo, montaje o no, el mensaje fue tan elocuente, tal vez no para la sociedad, pero sí contundente para la presidenta. -está sola y sin poder confiar en su equipo-
La pregunta entonces radicará en saber qué tan segura puede sentirse la presidenta ¿con este tipo de omisiones?
¿Qué sanción recibirán los guardaespaldas?
Hay una película muy ad hoc con el tema “El Guardaespaldas” -1992-
Un exagente del Servicio Secreto, Frank Farmer (Kevin Costner), es contratado para proteger a una famosa cantante, Rachel Marron (Whitney Houston), acosada por un asesino que había sido contratado por su hermana. Frank Farmer y Rachel Marron se enfrentan por sus diferencias, terminan enamorándose mientras el peligro se vuelve real.
Esta película tiene un mensaje implícito sobre la ética.
Pues en la trama “El Guardaespaldas” Frank en vez de mirar los puntos vulnerables alrededor de su protegida Rachel Marron, fija su mirada ¡justo donde termina la espalda!
Por ética decide renunciar una vez pasando el peligro en la que estaba expuesta esta artista.
Esta ética es la que hace falta hoy en día, no sólo en los guardaespaldas omisos de la presidenta, sino más bien en un sentido figurado, en los funcionarios o políticos quienes asumieron el rol de cuidar a la sociedad como experimentados guardaespaldas y terminan embelesados solo en su interés personal.
Con rabia e impotencia el empresario Alejandro Martí, al sufrir el secuestro de su hijo, exigió al gobierno (panista) -caracterizado por ser un gobierno de los empresarios- con su frase contundente: “Si no pueden renuncien” solo le faltó añadir ¡como lo hizo Frank Farmer!








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