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Relojetes

  • Redacción
  • 13 nov.
  • 4 Min. de lectura

Osteoporosis

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José Raquel Badillo Medécigo

(Seudohumorista)

11-13-2025


“Mi manera de bromear es diciendo la verdad”, Ken Kesey.

“El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio. Si puedes simular eso lo has logrado todo”, Groucho Marx.

Acompañé a Sherlock Holmes a Pachuca, pues es un paso obligado para ir al Real del Monte, pueblo mágico cuyo bocadillo tradicional -sus famosos pastes- fueron traídos por nuestros ancestros londinenses.


Quisimos hospedarnos en un hotel que aún conserva un estilo colonial y se encuentra justo frente al Monumental Reloj. Aunque Holmes me ha desmentido tengo una corazonada férrea que el cantautor Roberto Cantoral se hospedó aquí y desde el balcón vio el majestuoso Reloj, tomó su lápiz y mientras su musa se duchaba, él componía su obra clásica cuya temática es el “Reloj”.


Quedamos sorprendidos por esta ciudad cuyo sobrenombre es “la Bella Airosa”, vimos unos andamios para restaurar su logotipo tridimensional que se encuentra pintarrajeado como testimonio de una protesta. Mis ojos se humedecieron porque el sonido de sus campanadas es idéntico al Big Ben, aunque los envidiosos creerán que fue a causa de verlo pintarrajeado…


Al día siguiente, Sherlock solicitó a la administración del hotel un guía, tan pronto el jovenzuelo se hizo presente, Holmes le pidió hacer un recorrido por esta ciudad y mostrara los relojes monumentales.


Subimos caminando al edificio central de la Universidad, su fachada cuenta con una carátula con las manecillas del reloj, de ahí fuimos al jardín Niños Héroes y vimos otra joya, un reloj de sol, su sombra proyecta la hora, de ahí nos dirigimos al parque Hidalgo, un reloj que en algún tiempo contaba con sonido y gran variedad de flores, y para concluir el recorrido, a unos pasos del parque llegamos a la iglesia de San Francisco, ahí también está un reloj monumental de diminuto tamaño.


– No cabe duda de que Pachuca, más que inclinarse por la religión católica, le profesa idolatría al dios Cronos… exclamé con admiración genuina!


Hasta este momento Sherlock tomó su block de notas y preguntó con gran interés qué autoridad había construido ese reloj. El guía después de hacer una llamada en su celular comentó que había sido un tal Eleazar Garza.


Ya de regreso a la habitación, Holmes se puso a redactar un texto, de cuando en cuando, hacía pausa para salir al balcón y exhalar fumarolas de su pipa.


Me atreví a preguntarle:

– ¿Por qué quisiste saber quién mandó a construir el reloj que se encuentra en la iglesia de Sn Fco?

– Porque deseo hacerle llegar al ayuntamiento algunas observaciones sobre este ícono majestuoso, elaborado con cantera de Tezoantla.


Según testigos, el reloj nunca en su historia había sido vejado, pero de hace unos años a la fecha ha sido recurrente el daño. Cuando eliminas lo imposible, lo que queda, por muy improbable que parezca, debe ser la verdad.


– No creo que Eleazar Garza haya participado en una de esas marchas.

– ¡Obviamente no! Pero él puede ser el autor intelectual del vandalismo, querido Watson.


Con asombro pregunté:

– ¿Y cuál sería su justificación?

– Pues como pudiste observar en el recorrido sucedió lo siguiente: frente al Reloj Monumental de la Plaza Independencia en tan solo diez minutos que estuvimos 16 personas se tomaron una selfi.


En la fachada de la Universidad dos personas se tomaron una fotografía, pero ahí sólo estuvimos tres minutos; en el Reloj de Sol desde que arribábamos logré contabilizar a seis personas tomarse ahí una selfi, más tarde en el Reloj de las Flores un grupo de ocho personas también capturaron ese momento con su celular, pero en el atrio de San Francisco estuvimos degustando unos esquites y tardamos ahí cerca de veinte minutos y nadie posó.


Pero eso no es todo querido Watson, también comprobé que uno de cada tres personas que se encuentran en la Plaza Independencia, cotejan la hora del Monumento con el de su brazalete, así sucedió con todos los demás relojes públicos, los transeúntes miraban de cuando en cuando las caratulas de los relojes para saber si no había desfase de la hora marcada, pero nadie lo hizo con el reloj de Eleazar, es más, muchos al caminar por esa acera miraban hacia el Jardín Colón.


¬– Sigo sin entender amigo Holmes

– Pues seguramente Eleazar creyó que, deteriorando el Reloj céntrico, los turistas se verían en la necesidad de tomarse las selfis en su prototipo inadvertido. Pero esta es solamente una hipótesis, la otra hipótesis puede ser que la empresa que está dando el respectivo mantenimiento haya incurrido previamente en auspiciar este tipo de conductas sociales, para que el ayuntamiento si o sí desembolse una cantidad millonaria por concepto de la restauración.


– Pero una cosa que no podrás negar amigo Sherlock, en su restauración no están utilizando ningún solvente, para no causar mayor daño…

– Espera Watson, ahí hay otro detalle, en efecto la empresa se comprometió a ello; pero lamentablemente no hubo personal del ayuntamiento que verificara al respecto. Recuerda que aquí en México hacen guacamole sin utilizar aguacate. Pero eso no es lo peor amigo Watson, es como si tuvieras un carro nuevo, y como no cuentas con garaje y lamentablemente por las noches te lo vandalizan y lo rayan de manera anónima, tu optas por mandarlo a pintar con el hojalatero, a sabiendas que para el siguiente mes volverá a ser vandalizado.


Y aquí, por congruencia, debes de tomar la decisión de proteger tu coche en un estacionamiento cerrado o pensión o adaptar una cochera en tu casa para evitar que vuelva a ocurrir… Por puro sentido común el H. Ayuntamiento antes de gastar en su restauración debió prever como evitar que vuelva a ser vandalizado.


– ¡Es elemental mi querido amigo Sherlock!

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