Jamais Vu
- Redacción
- 30 jul
- 2 Min. de lectura
Mente Lunera

Andrea González
(07-29-2025)
“Nunca visto”, en francés. Un fenómeno psicológico de detenerse y ponerse a reflexionar si alguna vez hemos sentido algo parecido o sino añorar el momento a que pase.
Estudiado por el profesor de neuropsicología cognitiva, Chris Moulin, y el profesor de psicología, Akira O'Connor. Algo que nunca me ha pasado, como compañera destinada del déjà vu, pero never say never.
Nunca visto, nunca sentido, algo nuevo para ti, para ti, individuo, para tus sentidos experimentados, pero a la vez vírgenes a esta vida tan tuya como la de todos con capacidad de seguir inocentes en nuestro andar.
La posibilidad de sentir algo nuevo nos sigue asombrando, ya que algunas veces olvidamos que estamos viviendo por primera vez esta vida, aunque hayas vivido muchas más.
Sentirnos como niños cautivos a la emoción a la hora de hacer algo y pensar “espera, esto es nuevo, espera lo estoy procesando”, por la creencia que tenemos que saber lo “obvio”. ¿Qué es lo obvio? Si vivimos para obviar qué calidad de vida la obvia.
Es un parpadeo de vértigo que se adueña de nuestras extremidades y coyunturas, que nos asombra por tener la capacidad de eso mismo; asombrarnos. Cuando empezamos a conocer a una persona, la primera risa compartida, cuando vamos caminando muy temprano por la mañana y vemos un paisaje digno de encuadrar.
Las serendipias que ocurren, que nos toman de las manos, nos sacuden para recordarnos que podemos seguir aprendiendo sobre el camino sin importar la edad, la experiencia o el contexto.
Es un desliz de la percepción, sí, pero también un regalo: una ráfaga de conciencia pura, sin filtros, sin mapas, sin historia, nos agarran con la guardia baja, con los nervios abrazándonos en lugar de ahogándonos.
Y en ese estado: mitad temblor, mitad revelación, comprendemos que no todo está dicho, que no todo ha sido sentido. Que incluso en lo cotidiano habita lo inédito, si lo miramos sin el peso del hábito.
Quizá ese sea el secreto: no buscar lo extraordinario como si estuviera afuera, sino recordarnos que somos capaces de ver por primera vez, incluso lo que llevamos años mirando, la súbita ternura de estar vivos y saberlo.
Así que la próxima vez que algo te desconcierte con su novedad, no huyas, ni le temas. Porque son esos pequeños momentos en los cuales la propia vida te saluda con su alma.







Andy muy bien!!!