Una nueva época de justicia en México: la visita de Michael J. Sandel
- Redacción
- hace 6 días
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Entre la norma y la justicia

Alfonso Verduzco
(09-02-2025)
En un país marcado por profundas desigualdades y por una justicia frecuentemente cuestionada, la llegada a México de uno de los filósofos políticos más influyentes de nuestro tiempo, Michael J. Sandel, representa mucho más que un evento académico. Se trata de una invitación a repensar, desde las raíces, qué entendemos por justicia y cómo podemos construir instituciones más sólidas, incluyentes y democráticas.
El profesor de Harvard, célebre por su curso “Justice”, que ha congregado a miles de estudiantes y se ha convertido en un fenómeno global, nos recuerda que la filosofía no es un ejercicio abstracto, sino un diálogo vivo que debe acompañar a la sociedad en sus dilemas más urgentes. Su libro Justicia: ¿Hacemos lo que debemos?, traducido a decenas de idiomas, se ha convertido en un referente indispensable para quienes buscan comprender los grandes debates contemporáneos: desde el aborto y la eutanasia hasta las políticas de igualdad y el papel del mérito en la vida pública.
Sandel distingue tres grandes concepciones de la justicia: el utilitarismo, que pone el acento en el bienestar general; el contractualismo liberal, centrado en la libertad y el respeto a los derechos individuales; y la tradición aristotélica, que vincula la justicia con la virtud y el bien común. Esta tríada no es un ejercicio académico, sino un mapa de los dilemas cotidianos que enfrentan nuestras instituciones, legisladores y jueces.
La relevancia de su planteamiento cobra particular vigencia en México. Nuestro sistema judicial arrastra deficiencias estructurales, saturación de órganos jurisdiccionales y una creciente desconfianza ciudadana. Creemos a menudo que basta con sustituir a una persona por otra para mejorar la justicia, cuando en realidad lo que se requiere es una reforma integral: inversión en recursos humanos y materiales, más jueces por habitante —pues hoy estamos muy por debajo de los estándares internacionales— y, sobre todo, una redefinición del sentido de justicia como proyecto común.
En este contexto, la crítica de Sandel a la meritocracia resulta iluminadora. Él advierte sobre la arrogancia de quienes atribuyen su éxito únicamente al esfuerzo propio, olvidando la influencia de la suerte y de las condiciones sociales. Ese individualismo erosiona la democracia y nos aleja del ideal de destino compartido que debería guiar la vida pública. México necesita justamente lo contrario: instituciones que fortalezcan la solidaridad, políticas que reduzcan la desigualdad y un sistema judicial que no sea privilegio de unos cuantos, sino garante efectivo de derechos para todos.
El próximo 4 de septiembre, a las 19 horas, en el Auditorio IUS Semper Loquitur de la Facultad de Derecho de la UNAM, Sandel dialogará con académicos y estudiantes en un conversatorio abierto al público. No es casual que la UNAM sea el escenario: la universidad pública más grande de Latinoamérica es el espacio simbólico por excelencia para replantear el sentido de justicia en un país que clama por ella.
Quizá la lección más poderosa de Sandel es que la justicia no puede definirse solo desde los códigos o las sentencias; debe surgir de la deliberación colectiva, donde las convicciones morales y religiosas también tienen un lugar. En otras palabras, la justicia se construye en comunidad.
Iniciamos así en México, a partir del 1 de septiembre de 2025, una nueva época en la que el derecho y la filosofía deben caminar juntos. La visita de Sandel a México no es solo una conferencia, sino una oportunidad para repensar el rumbo de nuestro sistema judicial y recuperar la idea de que, más allá de la técnica, la justicia es un ideal que nos convoca a todos.
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