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Agenda Setting 171

¿Hidalgo bajo fuego?

Florentino Peralta


12-06-2021


Aunque de mal gusto, la siguiente frase parece oportuna: al secretario de Seguridad Pública de Hidalgo, Mauricio Delmar Saavedra se le ocurrió escupir al cielo y le cayó en la cara, y de qué manera, con una fuga peliculesca.


El sistema penitenciario hidalguense sufrió una nueva vulneración, ahora al estilo Michoacán, para liberar a nueve reclusos, anteriormente calificados por el jefe policiaco estatal como grupillo de poca monta, casi casi payasos.


Y es que los reclusos que se fugaron la madrugada del 1 de diciembre forman parte de Pueblos Unidos, esa agrupación que a mediados de este 2021 se dio a conocer a través de videos donde lanzaban y reiteraban sus amenazas.


Aunque resultaron delincuentes de grueso calibre, señalados por robo de combustible, homicidio y secuestro, entre otros ilícitos, pese a su peligrosidad fueron recluidos en Tula por la comisión de delitos del fuero común.


En consecuencia su fuga fue más fácil, no por ello menos espectacular, al puro estilo del crimen organizado, cuya presencia en Hidalgo sigue negando Mauricio Delmar Saavedra y así continuará, como con sus hechos aislados.


Mientras tanto, el foco busca centrarse en la directora del Centro de Reinserción Social (CERESO) de Tula, Evelin Galicia quien asumió el cargo apenas en julio pasado procedente de instituciones de la Ciudad de México.


El cautiverio y fuga de José Artemio Maldonado MejíaEl Michoacano” y sus cómplices puso en evidencia la presunta colusión policiaca, pues no duró ni una semana tras las rejas y su huida ocurrió horas antes de su audiencia.


Todo indica que a la familia Maldonado le abren la puerta, pues a la fuga de José Artemio y otro hermano en Tula, le antecede la de un hermano más, ocurrida en 2012 cuando lo trasladaban del CERESO de Pachuca a un hospital.


POLLITOS EN FUGA

La fuga de reclusos en Centros de Reinserción Social (CERESO) de Hidalgo no es ya un hecho aislado. Lo ocurrido en Tula fue nota nacional por la manera en que ocurrió, pero apenas en agosto pasado dos sujetos recluidos en Pachuca, uno de ellos por delitos contra la intimidad, salieron tranquilamente por la puerta, sin que nadie les saliera al paso, aunque haya sistema de videovigilancia. La colusión de los custodios se prejuzga innegable, quizá por mala paga, ambición o temor, que no les deja otra alternativa. Lo ocurrido el 1 de diciembre no es asunto menor y se espera es que tipo de irrupciones armadas y explosiones no lleguen a las calles.

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